La Existencia del Lenguaje del Pensamiento (Mentalés) rebate el Relativismo Lingüístico: S. Pinker
La
presente reseña fue hecha principalmente a partir del capítulo 3 del libro “El
Instinto del Lenguaje” [1, 2] del erudito de Harvard
Steven Pinker:
El
determinismo lingüístico dice que el pensamiento está condicionado por las
categorías existentes en un idioma y su versión suave, el ya mencionado
relativismo lingüístico, pregona que el pensamiento es muy influido por el
idioma. Entonces Whorf pone ejemplos; supuestamente los Eskimos-Inuit (pueblos
indígenas que habitan del ártico de América del Norte) tendrían formas de
pensar muy diferentes a partir de la traducción literal de sus frases y
oraciones. Pinker demuestra que esto sería cierto incluso si llegásemos a
traducir literalmente un párrafo dado en alemán. Si se hace de forma literal
llegaríamos a la conclusión de que las personas que hablan alemán piensan de
una forma muy diferente a los que hablamos español, por ejemplo. Y esto no es
así. Whorf también esgrimió que los Hopi (nativos-americanos de la actual
Arizona), a partir de transcripciones de sus parlamentos, no tenían noción del
tiempo. Después se demostró que su idioma era rico en alusiones al tiempo como
vocablos para día, antes, después, mes, año, etc. Resulta que Whorf nunca
estuvo en contacto directo a las culturas que supuestamente estudió y solo leyó
fragmentos sesgados de sus parlamentos. Entonces esta hipótesis del
determinismo y relativismo lingüístico de Sapir-Whorf es errada y a
continuación se dan más explicaciones del por qué.
El pensamiento influye en el lenguaje y no
al revés. El ejemplo más simple es que muchas veces cuando uno va a decir algo
no encuentra las palabras para decirlo. Lo otro es que cuando uno lee un texto
no se acuerda de todas las palabras, sino que se acuerda de la esencia del
concepto, puliéndolo para después decirlo o escribirlo con otras palabras como lo estoy
haciendo yo en este momento. Por lo cual primero se piensa y después se
articula la información a comunicar de forma oral o escrita en algún idioma en
particular. Esta esencia conceptual está contenida en el pensamiento no en el
idioma. Así, con este contenido en el pensamiento, es posible traducir ideas de
un idioma a otro y también hace posible que los niños aprendan nuevas palabras.
Todos esto ejemplos apuntan a que hay un lenguaje, común a todos los humanos,
idea originalmente esbozada por Jerry Fodor (1935-2017, quien trabajo en el MIT)
y que llamó “Mentalés” [9]. El contenido primero
está en Mentalés y después es traducido a un idioma en particular para ser
transmitido a otros individuos. El Mentalés, el idioma del pensamiento, influye
al idioma en cuestión y no al revés. Todo esto demuestra que no hay culturas
con formas extravagantes de pensar que son más complejas que las de origen
europeo, perdiendo validez las hipótesis del relativismo lingüístico y
cultural.
Es más, no se necesita un idioma para
pensar y/o ser consciente. Wittgenstein, quien es famoso por su “Tractatus
Logico-Philosophicus” [10] decía que un perro no
podía pensar:
“Mañana lloverá”
Y por lo tanto no podía ser consiente un can. Esto es incorrecto. Se ha demostrado que bebés y primates no-humanos, que en ambos casos carecen de idioma como tal, pueden llevar cuentas simples y saber quién es familiar de quien. En bebés humanos, a partir de inocuos experimentos donde tras de una cortina se hacen manipulaciones con los muñecos que se les muestran y midiendo el tiempo que estos infantes miran, se ha demostrado que pueden llevar cuentas simples. Por ejemplo, si en una “escena” hay un Mickey Mouse y por medio de manipulaciones se vuelve a subir la cortina y aparecen dos, el bebé se queda mirando como buscando respuestas a ver cómo fue que primero había un muñeco y después dos. En monos cercopitecos verdes se ha demostrado por diversos experimentos que los individuos de un grupo pueden decir quién es el hijo de quien o distinguir entre familiares e incluso saber que un audio de un infante llorando corresponde al hijo de qué madre. Tienen un detallado “árbol genealógico” de su grupo en sus mentes sin necesidad de manejar un idioma humano. Tienen su propio Mentalés ¿relacionable con el humano?
Sócrates (A) es un hombre (B) y todos los hombres son mortales (C)
Se concluye que:
Sócrates es mortal.
Se necesita una máquina que por medio de operaciones simples maneje los símbolos “A”,” B” y “C” para que concluya que, si “A” es “B” y “B” es “C”, entonces “A” se corresponde con “C”. Estas representaciones pueden estar en neuronas donde cada grupo corresponde a un concepto (en rojo en la Figura 2), y la evocación de unas en el primer grupo (A) puede hacer que se disparen las correspondientes neuronas en segundo grupo (B) y esto a su vez en el tercer grupo (C).
Esto configura el modelo de pensamiento llamado “hipótesis del sistema de símbolos físicos”. Cada concepto o símbolo puede estar contenido en neuronas o en chips. Si estas neuronas son muchas y se adjunta ojos y músculos que se mueven cuando un conjunto de disparos hace que se activen otras neuronas correspondientes a un objetivo y todo el sistema se mueve gracias a sus músculos para alcanzar una meta en particular, tenemos un ser vivo. Si a un grupo de chips que hacen lo mismo se le dota de cámaras y ruedas, tenemos un robot. Obviamente en ambos casos (seres vivos y robots) estamos hablando de niveles de complejidad muy distintos, pero el principio subyacente es el mismo. Se necesitan máquinas, ya sean neuronas o procesadores, que manejen conceptos en forma de símbolos relacionables. Esta postura de que una máquina pueda hacer tareas que, supuestamente, solo un ente biológico puede hacer se llama “Funcionalismo” [11, 12]. El otro nombre para la hipótesis de sistema de símbolos físicos también se le llama la teoría “computacional” o “representacional” de la mente y es tan central para la psicología cognitiva [13] como lo es la noción de célula para la biología o la tectónica de placas para la geología.
Entonces todo esto muestra como
funcionaría el Mentalés a nivel básico y cómo el mismo influencia a los idiomas
y no al revés, demostrando todo lo anterior que pensamiento no es lo mismo que
idioma y que este último no determina al primero, como lo esgrime la equivocada
hipótesis Sapir-Whorf.
Por lo tanto la hipotética profecía Orwelliana contenida en nombrado libro distópico de ficción 1984 [3], no es factible de cumplirse pues por más que se modifique un idioma para manipular el pensamiento, esto no sucede. Entonces conceptos como libertad, en todas sus acepciones, seguirán estando vivos en 2050 en esta pesadilla socialista hipotética de Orwell.
Hablando de socialismo esto me hace
acordar de como el presidente de izquierda colombiano, propuso el borrar del
imaginario ciertos nombres de delitos para que así hubiesen menos de los
mismos. En un programa de humor mexicano se burlaron de él porque,
supuestamente, al cambiar la palabra robo por:
“Préstamo de carácter no-devolutivo”
… dejarían de existir los ladrones. Esto
obviamente no es así y Pinker advierte que, dado que el lenguaje no moldea el
pensamiento sino al revés, la gente no se deja engañar por eufemismos como
“pacificación” que estaría disfrazando el concepto de bombardeo o “distribución
mejorada de ingresos” como sustituto más bonito de impuestos. Esto permite
criticar al lenguaje inclusivo como uno lleno de eufemismos, no solo porque
no es necesario dado que el pensamiento no se deja condicionar por el idioma y
por lo tanto las mujeres no van dejar de ser consideradas al utilizar solamente
el género lingüístico masculino, sino porque la RAE (Real Academia Española) ha
dejado muy claro que no es necesario utilizar ambos géneros cuando se trata
sufijos de sustantivos [14]. Entonces no se debe
caer en el error del dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, cuando al referirse
a unos textos dijo “libros y libras”. Las personas no caemos en esos engaños
porque los humanos pensamos de una forma no coaccionada por el idioma.
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