No quiero tener más contacto con mi tío Juancho: reflexiones sobre desagradables dinámicas familiares
Yo
entiendo que Juancho es una persona de edad y como tal es gruñón. Pero él que
cree que, por ser un adulto mayor, sordo y ricachón, puede gritar y tratar a la
gente como se le dé la gana. Hace como dos semanas dijo que el orden público en
Bogotá está muy mal. Yo dije:
- Eso en buena parte culpa del presidente
Petro quien tiene maniatadas a las fuerzas armadas.
Entonces
gritando horrible dijo:
- ¡¡¡Entonces usted prefiere el carnicero
de Uribe!!!! – y siguió diciendo muchas cosas más.
Eso
fue en la casa de la tía nena acá en Ibagué-Colombia. Molesto, pasé a la mesa a
“disfrutar” del chocolate y pan que se había planeado en esa tarde para
departir. De regreso al hogar donde vivo con mi mamá y mi padrastro (de ahora
en adelante les diré “roommates”) y les expresé que quedé muy afectado. Que
desde el 2014 no me ponía yo de mal genio y mucho menos con pensamientos
agresivos en contra de alguien. Le pedimos el favor Maco, mi padrastro, que le
informara a Juancho que yo no quería ningún contacto con él pues yo soy una
persona enferma de la cabeza y en caso de otro alegato, típico de ese tío, mi
bipolaridad me podía llevar a hace algo que todos lamentásemos profundamente.
Al
otro día fui al baby-shower de una muy buena amiga donde fui muy bien atendido y
comí delicioso, entre otras cosas, y me recuperé mentalmente. Durante los
siguientes días me tranquilicé y me dieron ganas de hacer las paces con Juancho
como efectivamente se hizo.
Pero
ayer se me encomendó la misión de cobrarle a Juancho un barril de madera
hondureña que por petición de él le fue instalado en su apartamento aquí en
Ibagué y un televisor que se le puso en su finca “El Tabor” en Anzoátegui en
las montañas del Tolima en el centro de Colombia. Negó la deuda diciendo que él
nunca había pedido esas cosas y hoy ya amaneció diciendo que sí las quería. El
tal es que ninguna de las dos cosas se le van a dejar así nos toque dárselas regaladas
a otras personas.
Toda
esta dinámica de alegatos y negocios familiares, que como tal son chimbos, me
dejaron otra vez afectado desde ayer. Si yo hubiera sabido que venirnos para
Ibagué para disfrutar de la compañía de la familia implicaba tanto drama, desde
el 2010 me hubiera quedado en Cali, donde posiblemente yo hubiera hecho
doctorado (PhD) y ahora disfrutaría de mi mamá para mí solo. Y es que no es
solamente que se me altere en la burbuja de tranquilidad
lecto-informático-escritural en la cual yo vivo, sino que se metan con mi mamá.
Pero reconozco que yo no puedo vivir totalmente aislado del mundo para vivir en
una realidad perfecta. Eso es imposible.
Pero es que individuos como Juancho se han convertido en un factor muy perturbador en nuestras vidas y por culpa de él me ha tocado medicar a mi mamá y todo. No sólo por lo graves impases hasta ahora descritos sino porque ha cogido a mi padrastro como lazarillo para que lo lleve y lo traiga, sobre todo a su finca, pagándole míseras propinas. Las ausencias de mi padrastro complican la salud emocional de mi mamá pues a ella le hace mucha falta el viejo Maco. Pero parece que por este lado la cosa está mejorando pues ahora este último llevará a Juancho a su finca y al siguiente se devolverá para no dejar a mi mamá semanas enteras sola como hasta ahora estaba pasando.
Entonces
en lo posible yo quiero vivir aislado en mi torre de marfil inmerso en un
placentero océano de intelectualidad con el mínimo de perturbaciones posibles. Con
mi núcleo familiar la paso muy bien y los problemas de comunicación, y las
mínimas rivalidades por mi mamá que podemos tener con el viejo Maco, las
arreglamos de forma jocosa. Maco; si estás leyendo esto, de todas formas, me
gustaría que hablásemos pues hay que mejorar nuestra comunicación y mi mamá no
puede seguir siendo la mortadela del sándwich mediando entre los dos y siendo
el premio por el cual implícitamente rivalizamos. También te pediría reducir
las idas al Tabor en su mínima expresión. Por mi fuera que nunca volvieras air por
allá y que no tuvieras ningún contacto con Juancho, pero yo no tengo la
autoridad para exigir todo esto, y además de no se te puede privar de tus
aventuras anzoategunas que tanto te hacen falta dado que sos un hombre de
acción.
Entonces con esto quiero dejar sentado que nunca voy a volver a la casa de materna de mi mamá, cuya dueña es la tía nena pues, aunque ella me quiere y tiene buenas intenciones, también es un factor perturbador para mí si bien mucho menor que Juancho. Me molesta la forma gritada y de baja monta con la que haba. Me da pesar con ella pues mantiene muy sola y está en la bancarrota, pero por mi fuera que tampoco se tuviera contacto con ella pues su voz, repito, me molesta y siempre que habla con mi mamá es para llevar y traer chismes, cosa que yo no puedo criticar pues chismosear es precisamente lo que estoy haciendo en este artículo. En los últimos años la tía nena me ha servido de anti-ejemplo para no ser malgeniado y sobre todo para llevar un estricto presupuesto y complejo presupuesto en Excel para no caer no caer yo en la bancarrota cuando mi mamá falte.
Con la publicación de este post me preocupa sobre todo la reacción de mi mama, quien va sentir que no va a poder contar conmigo ni para desahogar sus problemas con sus hermanos, pero hay que reconocer que yo soy un inútil que ni para eso sirvo. Al cortar con Juancho me da pesar que muy posiblemente no voy a poder volver a interactuar con su esposa, Laurita López de Osorio, con quien me llevo muy bien y que, dicho sea de paso, no sé cómo se aguata a Juancho. Laurita es una santa. Este escrito muy posiblemente tampoco le va a gustar a mi tío Hernando, el que vive en Austria, y con quien tan bien me la voy por ser una persona tan culta, inteligente y por ende con muy buen sentido del humor. Lamento también que me voy a perder el interactuar con mis primos extranjeros cuando vienen de visita, pues toda la farándula familiar gira alrededor de Juancho y la casa de la tía nena. Pero de ahora en adelante si alguno de ellos quiere interactuar con esto ogro que soy yo cuando vengan a Ibagué, va a tener que ser en nuestro apartamento acá en Puente Alto del Vergel. Con respecto a esto hay que agradecerle a mi prima Esthercita, hija de mi tío Hernando, y esposo Rafael con quien tiene unas hijas divinas y quienes en menos de dos años han venido a visitarnos dos veces desde Bruselas, capital de Bélgica. Ese núcleo familiar lo amo. También quiero decir que estoy muy agradecido con Matt Falcone, el compañero de mi hermana que poco a poco le ha formado un bonito hogar en NY a Gloria, en el cual sus cuadrúpedas mascotas son sus hijitos. Matt es un amor conmigo y yo también lo quiero mucho.
Como se puede ver ya a esta altura de este escrito me he terminado de desahogar y parezco un borracho que le agradece y le expresa su cariño a todos los que asistentes a una fiesta, que este caso es este desagradable baile en forma de escrito, a donde he sacado a bailar a varias personas con nombre propio.
Lo otro que se puede concluir, es que a excepción de mi núcleo familiar (mi mamá y padrastro) prefiero tener contacto con gente que viva en el extranjero. Ya caí en la xenofilia (amor por los extranjeros) típica de los Ibaguereños. Dentro de eso voy a revivir mi grupo de Facebook de escritores españoles, inspirado por estos problemas y por el hecho de que durante mi cumpleaños recibí unos 40 saludos de ellos que fueron muchos más que todos los saludos chibchombianos que recibí en todo el día. Otros escritores extranjeros obviamente no se me van a “meter al rancho”, son muy cultos y con ellos puedo tener conversaciones de cultas y respetuosas de tú a tú, sin recibir los gritos típicos de Juancho quien por el sólo hecho de venir de Nueva York se cree perfecto.
Si te gustó este controversial post, invítame a un cafecito, eso sí virtual, para que no te tengas que aguantar mis amarguras de forma presencial.
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